
Escribe: Mary Soto
Con Grover nos unen y separan aspectos fundamentales de la
vida. Compartimos el Grupo de Poesía Rincón Guapo, donde lo conocí y
construimos una amistad, nos separa que yo concibo la poesía como un relámpago
de fuego en este mundo de iniquidades. Recordando a nuestro compatriota Manuel Scorza
en las Imprecaciones quisiera repetir:
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
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Tenía que ser un relámpago perpetuo.
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Tenemos concepciones distintas de la poesía así como del rol
de los artistas en el tejido social. Identificada estoy con las palabras del
poeta español Gabriel Celaya en su poema La Poesía es un arma cargada de
futuro:
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Dichas estas palabras desde una profunda honestidad quiero
decir esta noche que pese a estas diferencias fundamentales con Grover González Gallardo, debo afirmar con ardorosa vehemencia que también nos unen aspectos
fundamentales en la vida como el inalterable e insobornable compromiso con la
poesía, la fe inquebrantable en sus palabras y su luz. La certeza de que la
poesía es el único camino cierto en este universo de caos, por ello respeto y
aprecio al poeta cuyo trabajo presentamos esta noche y suscribo los versos en
los que asedia a la poesía:
… más grande que el sol a la distancia
… pero un poema es una sombra clara
tal vez un eco,
El orificio que llevamos en la espalda.
Nos une sólidamente una amistad construida de grandes y
pequeños momentos poéticos pero sobre todo humanos y nuestra identidad
provinciana que se erige como un gran árbol de raíces vigorosas y vistosas
hojas en la identidad de nuestros actos, afectos, nostalgias y palabras.
Desde ese lugar del corazón y el pensamiento he leído este
libro y puedo afirmar que El sueño de las
sombras, Colección Péndulo de Arena, Ediciones Vicio Perpetuo 2016, segundo
libro de poesía del autor, nos plantea un universo onírico poblado de sombras, resplandores,
hondonadas, aves que surcan paisajes fosforescentes, gotas de fuego, ensenadas
y ocasos.
Sus versos son una excitación de la
fantasía donde se alternan viajes al desierto, al averno, a la inmensidad del
universo con páramos en los que se exalta la carnación y el dolor. Sin duda una
poética plena de libertad metafórica y otros recursos estilísticos.
Cedo a la tentación de considerarla neo
barroca al decir de Lezama Lima “es signo de identidad y requisito de madurez para alcanzar nuestra emancipación
cultural. Por así decirlo, el barroco es nuestro clásico, nuestro paradigma”.
En esa ruta me interesan poemas como: La
plegaria de Takaynamo, Los dioses murmuran cuando las sombras caen y La estela
del sueño, que nos ofrece este poemario.
Se trata de una poesía con capacidad de significación, con
ritmo, con un tono propio y con un léxico y sintaxis que brotan del trabajo del
orfebre de la palabra. Resalto la expresividad, intensidad y metaforización
como estrategias poéticas así como la exacerbación de sentimientos intensos y
la intersección entre razón y pasión en que se hace manifiesto lo sublime y lo
bello, que se presenta en la poética de Grover González Gallardo.
Agradeciendo la generosidad de estos versos culminó compartiendo
con ustedes el poema Espejo de sol,
que el poeta me dedica.
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